15 días de cierre y otros 90000 euros más a pagar por
aquello que ocurrió hace unos meses durante el derbi SFC-RBb.
Del Nido no avisaba en balde durante la última Junta de
Accionista, nos podían cerrar el Estadio si no se adoptaban medidas, y un
requerimiento, el recientemente conocido, estaba en camino. Ahora a trabajar
para tratar de justificar lo cometido por otros que no fueron llamados para
ningún otro fin que el de animar a nuestro equipo como siempre.
Sin embargo, la concepción del fútbol como excusa para
exteriorizar la verdadera identidad de los sujetos que en esas lides se mueven
parece haberse destapado definitivamente.
Es decir, a estos que se llaman ultras del club que sea, el fútbol les importa un pimiento (del
color que prefieran), y el club que dicen defender, aún menos. ¿Por qué pienso
así?
Por tres motivos. Uno, por parapetarse detrás del escudo del
club que dicen defender, para justificar
cuantas acciones violentas lleven a cabo blandiendo, en sus distintas formas, emblemas,
siglas, reproducciones de nuestro escudo, etc., en semejantes demostraciones de
violencia. Dos, por entrar continuamente al
trapo de cuantas provocaciones digan recibir de otros grupos de semejantes
pensamientos pero distintos colores y; tres, por posicionamientos políticos tan
alejados como cercanos por lo que les identifica, todos reivindican su carácter
extremista con lo que ello significa, y con todo lo poco que eso tiene que ver
con una competición deportiva como, llámese en este caso, el fútbol.
Y en el caso que nos toca, el SFC, ni requiere de comandos pseudoparamilitares que le defiendan de nada, ni es estilo del
SFC rebajarse a la bajeza de entrar en provocaciones de quienes pretenden y jamás
estarán al nivel del nombre de nuestro Club, ni fue la política precisamente
(D. José Luis Gallegos me valga), la vara de medir el sevillismo de nadie. Un sevillismo
que, de puertas para dentro, no ha de admitir más colores que el blanco y rojo
histórico de nuestras camisetas.
Un sevillismo que quiere a sus Biris de siempre, a esos
Biris a quienes su amor por nuestros colores les legitima como a nadie para
blandir nuestras banderas, para elevar desde su gargantas nuestro nombre, para
hacer vibrar el Barrio de Nervión como sólo ellos saben, si ellos quieren ser
Biris y sólo Biris, la voz, el alma, el corazón si así lo prefieren del Sánchez
Pizjuán. Pero a esos Biris es a los que queremos.
A los otros, a aquellos que se dejan embaucar por el de enfrente
para entrar en su pelea, a aquellos que se olvidan que las normas están para
cumplirlas dentro y fuera del Estadio, a aquellos que nos han traído hasta esta
situación de hoy, a esos que no sucumben al continuo situar a nuestro SFC en el
punto de mira de quienes hoy nos amenazan con el cierre, a esos no les
queremos.
Y si esos mismos dicen que una vez les utilizaron, mi
rechazo a aquella manipulación interesada. Y a todos mi apoyo si de lo que se
trata a partir de ahora es de rectificar y comenzar a remar todos en la misma
dirección.
¡¡¡VAMOS MI SEVILLA!!!
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