(Este blog es de fútbol y de sevillismo, pero permitidme estas pocas palabras. Hoy España sí que ha ganado de verdad)
Y ahora prudencia, justicia y
generosidad. Sí generosidad. Pero vamos con el concepto central: prudencia.
Prudencia porque hace ya
alguna década, IRA ese grupo paramilitar irlandés que aterrorizó durante siglos
la convivencia en las Islas Británicas, decidió un buen, un buenísimo día como
hoy, poner fin a siglos de violencia motivados por argumentos que la historia
guarda para sí, y que yo no voy a valorar ahora.
Y ese mismo IRA, al que ETA tomaba como ejemplo y pretendía extrapolar su ¿legítimo? uso de
la violencia para justificar el propio, pues el IRA desaparecía. Pero como
ahora, estoy seguro, en ETA también
ocurre, dejó esquirlas en el aire que
terminaron incrustándose y sesgando vidas y integridades físicas y psíquicas de
algunas personas que caminaban por Omagh (alguna de ellas españolas). Era
agosto de 1998 y una escisión del IRA
denominada el IRA Auténtico, contrarios a los Acuerdos
de Paz del Viernes Santo, demostraba que no estaba todo el camino andado.
Por eso reclamo en este aspecto prudencia.
Pero también reclamo prudencia
en otro sentido: prudencia a la hora de administrar la generosidad que el
pueblo español esté dispuesta a poner encima de la mesa, para que esto acabe de
una vez por todas.
Hay demasiada sangre inocente
derramada; demasiados futuros coartados antes de tiempo; demasiados proyectos
de vida, de hace años que aún hoy duran,
incomprensiblemente finalizados por balas o bombas cobardes; demasiados miedos
sostenidos en el tiempo y por mucho tiempo de los que seguir dudando. Hablamos
de ETA, ¿cuántas treguas no fueron
más que periodos de rearme? Y este comunicado, por impactante que nos haya
resultado, lo proclaman los mismos que mintieron en las mismas ocasiones.
Prudencia, porque es mucha la memoria
que hay que honrar del lado de una más que irresignable comprensión.
Y prudencia a la hora de
administrar y ejecutar la justicia que marcan nuestras leyes. Los crímenes
efectuados fueron siempre bajo el signo del terrorismo, reclamados por una
banda terrorista contra la que dotamos a nuestro Ordenamiento Jurídico de una Ley Antiterrorista que es la que le es
de aplicación con toda su contundencia.
Con todo, volvemos a lo
anterior, a la generosidad (no confundamos con el pago, por más que resulte difícil diferenciar) que merezca el
futuro de España y de todos y cada uno de los españoles allá dónde nos
hallemos.
Pero ETA ha caído y ha callado, su voz y sus armas; sus principios y su
historia; sus pretensiones de aquella sacristía de los años sesenta, y su
arrogancia de Argel o de Zurich amedrentando a nuestros representantes, cada
vez que consiguieron que un representante de ESPAÑA entera se sentara frente a ellos; su cartelería por las carreteras vascas escondiendo paquetes bombas, y
sus escuálidos cuerpos en hospitales reclamantes de unos derechos que sólo una
imaginación podrida suponía que le estaban siendo negados.
Y ESPAÑA HA VENCIDO con
todo el sufrimiento que le costó en las vidas de los suyos, en las vidas,
incluso, de otros que pasaban por ahí y nada tenía que ver en todo esto
(gendarmes franceses, inmigrantes en la
T4, turistas…).
ESPAÑA ha vencido por sí
misma. Porque sí, sí ha habido vencedores y vencidos, por más que el mundo etarra
soñase con un empate no sabemos a
qué.
ETA ha perdido, ha
sido vencida a base de mucho, de demasiado, de darles con toda nuestra
confianza en la DEMOCRACIA, en la JUSTICIA,
en la LIBERTAD y en la PAZ en
toda la boca cada vez que quisieron
hacernos hincar la rodilla. Nunca, jamás se ha rendido ESPAÑA, porque no había ningún ejército enemigo, tan sólo una banda
de criminales.
Habrá quién le diga adiós a
semejante panda de asesinos. A mí, sólo y bien grande, tan sólo me sale
dirigirme a casi 900 almas que hoy habrán visto que mereció la pena aguantar, a
miles de familias que este 20 de octubre estarán mirando al cielo buscando lo
que no esperaban que les robaran con semejante brutalidad, a otros tantos miles
de personas que quedaron lastradas de por vida por el eco y la metralla de unas
bombas equivocadas de sitio, de siglo, de objetivo, de sentido en su propia
existencia de tener que ser estalladas, y a todos ellos decirles de nuevo,
cuánto seguimos sintiendo tanto sufrimiento y, sobre todo, MUCHAS GRACIAS.
¡¡¡VIVA
ESPAÑA!!!
Gran noticia para todos....
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