Por donde tantos comenzaron a sentirse un poquito más sevillista, donde recargaron el corazón de suspiros blancos, de suspiros rojos. Por donde pasaron gentes de aquellas que hoy oímos nombrarlas a nuestros padres, a nuestros abuelos para firmar aquellos contratos de la época que al escucharlo ahora nos suena a risa y, entonces, fueron barbaridades de la época.
Hoy le he contado a mi mujer que allí fue donde recogió hace más de 26 años el cosario de Lora mi carnet de socio, él único que tuve hasta que este año volví a ver mi nombre de nuevo en otro, que este año lleva código de barras y una franja azul que apunta a Europa. Debió ser aquel carnet de los últimos en salir de aquellas oficinas que no podían ser más sevillanas, que no podían ser más sevillistas. Os hablo de 1984, de Buyo, San José, Nimo, Álvarez, Francisco...
Hoy he pasado por la calle Harinas y, al volver a casa, hasta mi padre al comentarle donde había almorzado, respondió "ah sí, al lado de la calle Harinas allí donde el Sevilla tiene...". Donde el Sevilla tuvo, le comenté, porque por sus cosas, los 71 años que cumplió ayer, no recordaba bien que ya todo se hace allí donde el Sevilla Fútbol Club tiene su Estadio en la calle de su mismo nombre.
Y la calle Harinas me ha llevado hasta aquel SFC 1- Kaiserlaurtern 0 que ví con mi tío Hilario desde la grada de fondo, en aquellos asientos de barras de hierro blanca, y yo me creía el rey del Estadio porque nunca había pasado de mi Gol Norte.
¡Qué grande en ser Sevillista! ¡Qué grande es ser tan grandes! Y aún habrá quién se pregunte si Sevilla es sevillista.
Mirad la foto que os dejo, por tener, tiene una publicidad donde ofrecen chalés en Coria, el pueblo de Manolo Cardo...
Hoy le he contado a mi mujer que allí fue donde recogió hace más de 26 años el cosario de Lora mi carnet de socio, él único que tuve hasta que este año volví a ver mi nombre de nuevo en otro, que este año lleva código de barras y una franja azul que apunta a Europa. Debió ser aquel carnet de los últimos en salir de aquellas oficinas que no podían ser más sevillanas, que no podían ser más sevillistas. Os hablo de 1984, de Buyo, San José, Nimo, Álvarez, Francisco...
Hoy he pasado por la calle Harinas y, al volver a casa, hasta mi padre al comentarle donde había almorzado, respondió "ah sí, al lado de la calle Harinas allí donde el Sevilla tiene...". Donde el Sevilla tuvo, le comenté, porque por sus cosas, los 71 años que cumplió ayer, no recordaba bien que ya todo se hace allí donde el Sevilla Fútbol Club tiene su Estadio en la calle de su mismo nombre.
Y la calle Harinas me ha llevado hasta aquel SFC 1- Kaiserlaurtern 0 que ví con mi tío Hilario desde la grada de fondo, en aquellos asientos de barras de hierro blanca, y yo me creía el rey del Estadio porque nunca había pasado de mi Gol Norte.
¡Qué grande en ser Sevillista! ¡Qué grande es ser tan grandes! Y aún habrá quién se pregunte si Sevilla es sevillista.
Mirad la foto que os dejo, por tener, tiene una publicidad donde ofrecen chalés en Coria, el pueblo de Manolo Cardo...
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