Los mismos que nos trajeron hasta la semifinal. Los mismos que nos llenaron de esperanza en el partido de Ida.
Culpable el fútbol por tener estas cosas, por darnos jugadores capaces de enloquecernos el sábado y de enrabietarnos esta misma noche.
Culpables, seguramente, nosotros mismos que formamos parte de esto de ser aficionados a un equipo de fútbol.
Culpables e inocentes todos porque esto del fútbol, que diría el otro, es así.
No estamos en una final porque el balón entró en una portería y en la otra no.
No estamos en una final porque a veces los jugadores salen al campo predispuestos o sin disposición alguna.
No estamos en una final, tal vez, porque no nos correspondía.
Pero, quien suscribe el presente, está orgullosísimo de ver como mi gente se cabrea con mi equipo porque las cosas definitivamente han cambiado. O estamos en una final o nos falta algo.
¿Hay muchos más equipos en España con semejantes exigencias?
Una sola solicitud a toda mi gente, a todos los que sienten y sueñan en blanco y rojo como yo: mañana, precisamente mañana, hay que sacar a las calles el escudo de nuestro equipo.
Porque si no, mañana seremos todos culpables de no estar y sentir en sevillista más que cuando nuestro equipo gana partidos o finales.
¿Sí o Sí?
¡¡¡Vamos mi Sevilla!!!
¡¡¡Vamos Campeón!!!
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