¡Qué le pongan las pegas que quieran! ¡Qué le quiten toda la importancia con la que aliviar sus envidias! ¡Qué recurran a cuantas excusas deseen para que todo adolezca del valor que merece! ¡Qué hagan cuanto deseen!
El sevillismo sabe a qué se enfrenta. Sabe cuánto cuesta llegar a una de esas finales que sólo juegan los mejores. A uno de esos días a los que nos ha acostumbrado nuestro Club y raro nos resulta, ¡nos resulta raro!, no llegar a una de ellas en apenas finaliza la Liga o comienza la siguiente.
Nosotros a lo nuestro, ¡a soñar! Bendito sueño el que llevamos vivido y viviendo desde hace ya casi una década. Título tras título: unas veces a base de calidad, otras veces con el sufrimiento propio incapaz de superar por calidad alguna.
Siempre con el sevillismo a la verita de su escudo; de su gente enfundada en el blanco de nuestra centenaria zamarra; de su bandera enhiesta por las centurias que falta hicieren; de cada ilusión por la que nos hicieron sentir y sentir, vivir y vivir en cada hálito blanco y rojo que ha sido ornato de nuestra existencia.
Mañana será el Sevilla Fútbol Club quien juegue la primera Final que abra la temporada 2010/11, como tantas otras que quedaron atrás. Su rival el Barça.
¿Grandeza? El Sevilla Futbol Club. Y ahora que le pongan las pegas que quieran.
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