miércoles, 2 de septiembre de 2009

Cada vez que perdemos, me alegro

El partido del domingo, acabó el domingo. Es así no le demos más vueltas, no somos nosotros quienes se las tenemos que dar. Eso es lo que desean quienes tanto gustan de buscar la guerra entre sevillistas.
Hoy el Sevilla FC es uno de esos equipos a batir y que, posiblemente, nunca esparabamos serlo. Pero lo somos. Y tendremos nuestros puntos flacos porque los tendremos. Pero ninguno de ellos debe ser su afición, el sevillismo, todos y cada uno de nosotros mismos. Si eso sucede, mejor nos vamos al cine, que bien cerquita nos coge del Estadio.
No toca, porque no toca, andar ya con arreones contra cualquier cosa que el domingo merodeara por Mestalla con un escudo del sevilla FC en el pecho, en una bandera, en una bufanda o donde quiera que fuese...
Hoy somos otra cosa, uno de esos equipos que se constituyen a sí mismos, que se hacen a sí mismos partiendo desde su base. Y hay tantos a los que les molesta nuestro ser de hoy, que cada vez que perdemos me alegro, porque me doy cuenta de lo grande que nos hacemos con la alegría ajena (quede por supuesto que yo no quiero que el SFC pierda ni en la peor pesadilla que pueda tener Freddy Kruger -no sé si se escribe así-), ¡cuánto supone ganarle al SFC, que le pregunten a nuestros vecinos!
Por ello es hora de ponernos las pilas, pero las pilas nuestras, no las que nos quieran poner. Las pilas que nos dicen que la confianza en todos y en cada uno de los nuestros es la única que nos ayuda a conseguir nuestros objetivos a pesar de los pesares, de los juntaletras, de los que entienden de todo y no saben de nada, aquellos que esperan a la mínima para llenar portadas de agoreros finales negros que, al final, acaban como acaban.
Es cierto, el domingo nos dieron pa el pelo. Pero resulta que es miércoles y como diría nuestro Presidente "aqui estamos...," y quien quiera entender, que entienda.
Yo estoy con los míos.

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