Así tradujo a palabras Ruben Darío el sentimiento de semejante etapa de nuestras vidas. ¡Y qué razón llevaba!La que nos brinda ahora nuestro Sevilla Futbol Club es de esas que te piden levantar tu copa tantas veces como campeonatos ganados obligan a abrir las vitrinas. A puñados este mismo fin de semana llegaron las alegrías. Los juveniles la del Rey, los sub-16 un europeo por tierras lisboetas, los alevines la Copa Danet y como los más pequeños saben hacerse grandes hasta en la distancia, no fueron menos y se trajeron, de la Holanda de la primera UEFA, un torneo que jugaban en Amsterdam.
Las niñas se ganaron el ascenso a base de dejar claro que no iban de paseo a visitar céspedes ni a manchar camisetas.
Lo de mi SFC es de chapeau, por los jugadores, por todos y cada uno de ellos; por sus técnicos, por el personal asistente (utilleros, médicos, psicologos, el chofer del autobus,etc.) que les acompañan; por quien un día tuvo la fabulosa idea de cuidar lo que comenzaba a demostrarse que podía ser la mejor forma de agrandar el patrimonio de su equipo, ese que se honra en llamarse como la Ciudad más Hermosa, y que se ocupó de abrillantar su grandeza a base de Títulos de esos que, de Europa, por aquí jamás habian pasado. Por el Consejo de Admistración y nuestro Presidente, empeñados en hacer del sevillismo el protagonista del sueño eterno de una noche de verano mirando a estrellas entre las que bien sabe que se encontrará las suyas, a poco que a finales del estío comience a rodar el balon por un Estadio donde el sonido de un Himno hará que las miradas tornen al cielo que les acoge, buscando un abrazo con sevillistas que, sin estar, están iluminando nuestras esperanzas por ser las suyas mismas. Divino tesoro de juventud que nos habéis hechos sentir otra y mil veces más orgullosos de vosotros, de vuestro sentir compartido con tantos cientos de miles como vosotros que sólo (y no lo cambiamos) nos queda la cuasi sacrosanta tarea de volver a poner en nuestros labios el grito de ¡Sevilla, Sevilla, Sevilla! Y así, hacer nuestro lo vuestro, y vuestro lo nuestro porque el Sevilla Fútbol Club somos todos.
¡Viva el Sevilla!
Las niñas se ganaron el ascenso a base de dejar claro que no iban de paseo a visitar céspedes ni a manchar camisetas.
Lo de mi SFC es de chapeau, por los jugadores, por todos y cada uno de ellos; por sus técnicos, por el personal asistente (utilleros, médicos, psicologos, el chofer del autobus,etc.) que les acompañan; por quien un día tuvo la fabulosa idea de cuidar lo que comenzaba a demostrarse que podía ser la mejor forma de agrandar el patrimonio de su equipo, ese que se honra en llamarse como la Ciudad más Hermosa, y que se ocupó de abrillantar su grandeza a base de Títulos de esos que, de Europa, por aquí jamás habian pasado. Por el Consejo de Admistración y nuestro Presidente, empeñados en hacer del sevillismo el protagonista del sueño eterno de una noche de verano mirando a estrellas entre las que bien sabe que se encontrará las suyas, a poco que a finales del estío comience a rodar el balon por un Estadio donde el sonido de un Himno hará que las miradas tornen al cielo que les acoge, buscando un abrazo con sevillistas que, sin estar, están iluminando nuestras esperanzas por ser las suyas mismas. Divino tesoro de juventud que nos habéis hechos sentir otra y mil veces más orgullosos de vosotros, de vuestro sentir compartido con tantos cientos de miles como vosotros que sólo (y no lo cambiamos) nos queda la cuasi sacrosanta tarea de volver a poner en nuestros labios el grito de ¡Sevilla, Sevilla, Sevilla! Y así, hacer nuestro lo vuestro, y vuestro lo nuestro porque el Sevilla Fútbol Club somos todos.
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