miércoles, 6 de mayo de 2015

¡Sólo gritan Tebas, sólo gritan!

Sin ánimo de establecer comparaciones siempre odiosas, eso fue lo que gritaba Lluch, asesinado por ETA, en una plaza cuando vio que era lo que hacían un grupo de proetarras.
Los Biris no son terroristas, no quieren que se les ponga en la calle como a casi un centenar de criminales que hoy merodean por ahí libremente, gracias a un buenísmo en el que no voy a entrar, y que sí que mataron.
Los Biris no quieren calle, quieren su sitio donde siempre; quieren acomodar sus únicas armas que son sus gargantas y no ser tratados como crimínales (por más que alguno de los de su zona, pasase varios límites en alguna ocasión y fuese debidamente puesto bajo la custodia debida).
No Tebas, no, los Biris no matan. Sólo  gritan Tebas, sólo gritan, animan, ponen nuestro Estadio hirviendo y crean escuela que en tantos lugares tratan de imitar.
Nadie te ha llamado, Tebas, para ninguna labor “mesiánica”. No necesitamos salvadores de nada, porque de nada hay que salvarnos en el mundo del fútbol hispano. Y si es necesario hablar, deja que nosotros nos entendamos. Déjate de cobardías de despacho, de elevarte tu solito a los altares porque te equivocas si piensas que España y, en concreto, Sevilla necesita otra forma de ver el fútbol. No vengas a explicarnos cómo hacer las cosas a la tierra que recibió dos placas al ”jugador número doce”. No eres creíble.
Y no puedes serlo dado tu afán, tu fijación, tu enfermiza obsesión contra todo lo que suene a Sevilla, y ahora le ha tocado a nuestros Biris...
Déjanos a nosotros, que nosotros sabemos de qué va esto de saber hasta dónde podemos llegar. Andamos sobrados de entenderás para discernir lo que es gritar de lo que es cometer barbaridades impropias de estos lares, porque, te reitero, esto es Sevilla ( ya aprovecho) y aquí hay que mamar...
Que no Tebas, que no, que lo único que vas a conseguir es poner en contra a una parte importante de una afición con su Consejo de Administración, que sabes que está obligado a cumplir, a tragar con lo que de ningún modo le gustaría. Una actitud por tu parte que merecería un lugar en cualquiera de esas repúblicas bananeras en las que serías su rector principal.
Que no Tebas, que no; que no matan, sólo gritan y, a pesar de lo que gritan, tu no te enteras. Son sólo ultras que expresan la ultranza de su amor por unos colores que tu te has propuesto, inútilmente, desteñir.
¡Qué alegría, Tebas, sólo gritan!

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