Otro más, en esos partidos en los que la cosa se pone imposible y el runrun comienza trnasmitirse cargado del temor de una jugada desgraciada que haga que todos los esfuerzos, inútiles hoy como otras veces, reciban como premio ver perder otros tres puntos, o ni siquiera el único que un empate que nunca se quiso, se saborea con un menos mal que te hace salir del Estadio o quedarte en casa un rato callado, rumiando la incomprensibilidad de un deporte que en un instante te hunde como te pone mirando desde la baranda los territorios de Europa.
Ya vendrán los análisis del juego de los nuestros, de si Rákitic mejor; de si Navas no encuentra su velocidad; de si a Zokora hay que decirle que vigile sus entradas, porque raro es el partido que se escapa sin tarjeta; de si los cambios antes o después. De tantas cosas que se pueden hablar de 90 minutos de juego, que pudieron dejar en Casa tres puntos y los puños de Andrés Palop permitieron que dos de ellos volaran de la buchaca del Málaga para que uno, al menos, se quedara en el casillero del SFC.
A pensar en el Racing. No queda otra, esto es futbol, por muy puñetero o muy dulce que pueda ser el recuerdo que nos deje.
Gracias Andrés.
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