Se acabó la Copa (por lo que fuera, pero se acabó) y vuelve la Liga.
Creo que el título del post os da una pista de qué pretendo. Efectivamente, en S. Juan 11, 1-44, se narra el hecho histórico de la resurrección de Lázaro a manos de Jesucristo, el tipo ese que rebela a Sevilla, y a los sevillanos en su mayoría, a poco que cada primavera comienza a avisar a base de estornudos de alérgicos, no sé si al polen o, este año, a la pechá de Barça-Madrid que, por desgracia, nos vamos a dar en el mes de Abril, que ya comienzan a acercarse canastillas y cruces de guía.
Y en ese versículo, se habla de la capacidad de resucitar el Hijo de Dios a un familiar con el que ya no contaba nadie.
Pues bien, ese papel, el de Cristo, ya lo hemos interpretado en demasiadas ocasiones el sevillismo y el SFC en el Ramón Sánchez Pizjuán esta liga y la pasada. ¡Y ya está bien!
El domingo ni el SFC es Jesucristo, ni el Malaga es ningún Lázaro, y menos ahora que un jeque musulmán se ha encargado de ilusionar a toda una afición malagueña que, a pesar de la jartá de los millones de euros que se ha gastado su nuevo dueño, ve como el equipo, del que estoy harto de oir hablar cada dia, va a peor a pesar de todo y de todos los que han llegado hasta la Costa del Sol (Baptista, Maresca, DeMichellis, Camacho, Asenjo y Buonanotte para el curso que viene).
Así que por favor, no resucitemos a más equipos menores que llegan a Nervión siendo unos Don Nadies, y salen con tres puntos más en la buchaca, y nosotros mirando para Játiva...
¿La Copa acabó? Pues a por nuestro objetivo en Liga. Y cuando llegue la Europa League, ya hablaremos.
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